Origen e historia de la celebración del Corpus Christi

A mediados del siglo XIII, Pedro de Praga, sacerdote que dudaba de la presencia real de Cristo en la Eucaristía, realizó una peregrinación a la ciudad de Roma para pedir, sobre la tumba de San Pedro, una gracia especial. A su retorno a Bolsena, mientras celebraba la Santa Misa en la Cripta de Santa Cristina, se percató de que había un rastro de sangre sobre el corporal (paño litúrgico de color blanco que se coloca sobre el altar) cuya fuente era la forma u hostia consagrada que tenía en sus manos.

La noticia llegó rápidamente a oídos del Papa Urbano IV (Pontífice entre 1261-1264), quien se encontraba cerca de la Cripta, en Orvieto. Pronto el Pontífice mandó que el corporal sea llevado a su presencia. Una vez que lo tuvo frente a sí, lo contempló maravillado.

El Papa entendió que se trataba de un milagro auténtico con un mensaje claro: los fieles han de fortalecer su fe y amor a la Eucaristía. Entonces, publica la bula “Transiturus de Hoc Mundo”, en la que quedó establecida la celebración del Corpus Christi para la Iglesia universal todos los jueves después del domingo de la Santísima Trinidad (60 días después del Domingo de Resurrección).

En muchos países el Corpus Christi dejó de ser festivo para convertirse en Solemnidad, como en el caso de España (1989), y en muchos países, donde se celebra el domingo más cercano tras cumplirse los 60 días del Domingo de Pascua de Resurrección.

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